Merida,08 de Marzo del 2020
La
 historia más extendida sobre la conmemoración del 8 de marzo hace 
referencia a los hechos que sucedieron en esa fecha del año 1908, donde 
murieron calcinadas 146 mujeres trabajadoras de la fábrica textil Cotton
 de Nueva York en un incendio provocado por las bombas incendiarías que 
les lanzaron ante la negativa de abandonar el encierro en el que 
protestaban por los bajos salarios y las infames condiciones de trabajo 
que padecían.  También se reconoce como antecedente a las 
manifestaciones protagonizadas por obreras textiles el 8 de marzo de 
1957, también en Nueva York. 
Obreras textiles de Nueva York, protagonistas del 8 de marzo:
 Si la máquina del tiempo existiera, podríamos ver a Celia o a Elisa, 
junto con sus compañeras de fábrica, caminando por las calles de Nueva 
York a fines del invierno de 1857. Era una época en la que cada vez más 
mujeres se incorporaban a la producción, especialmente en la rama 
textil, donde eran mayoría absoluta. 
Pero
 las extenuantes jornadas de más de 12 horas a cambio de salarios 
miserable s sublevaron a las obreras de una fábrica textil neoyorquina 
que salieron a reclamar por sus derechos. Era el 8 de marzo y las 
manifestantes fueron atacadas por la policía.
Pero
 no fue la primera ni la última vez que las obreras textiles se 
movilizaban. Medio siglo más tarde, en marzo de 1908, 15.000 obreras 
marcharon por la misma ciudad al grito de «¡Pan y rosas!«, sintetizando en esta consigna sus demandas por aumento de salario y por mejores condiciones de vida. Y, al año siguiente – también en marzo -, mas de 140 mujeres jóvenes murieron calcinadas en la fábrica textil donde trabajaban encerradas en condiciones inhumanas.
Fue finalmente en 1910, durante un Congreso Internacional de Mujeres Socialistas, que la alemana Clara Zetkin
 (foto izquierda) propuso que se estableciera el 8 de marzo como el Día 
Internacional de la Mujer, en homenaje a aquellas que llevaron adelante 
las primeras acciones de mujeres trabajadoras organizadas contra la 
explotación capitalista. 
Siete
 años más tarde, cuando se conmemoraba este día en Rusia – febrero de 
1917, para el calendario ortodoxo -,las obreras textiles tomaron las 
calles reclamando «Pan, paz y libertad», marcando así el inicio de la 
más grande revolución del siglo XX, que desembocara en la toma del poder
 por la clase obrera, en el mes de octubre del mismo año.
 Clara
 Zetkin (1857-1933) fue dirigente del Partido Socialdemócrata Alemán y 
organizadora de su sección femenina. Fundó el periódico «La Igualdad», 
que se transformó en uno de los canales de expresión más importante de 
las mujeres socialistas de su época. Combatió contra la dirección de su 
partido cuando ésta se alineó con la burguesía nacional votando los 
créditos de guerra en la Iº Guerra Mundial
 
Pan, rosas, estatización y control obrero
 
Lentamente,
 y a medida que el feminismo ha ido cobrando fuerza en todo el mundo, el
 Día de la Mujer ha ido perdiendo su carácter obrero, pasando a ser una 
jornada de lucha en la que se reclaman los derechos de todas las mujeres
 en todos los ámbitos.
Año
 tras año, miles de mujeres salen a las calles de todo el mundo para 
demandar nuevos derechos, defender los ya conquistados y luchar contra 
aquellas leyes que las discriminen o que rechacen el principio de 
igualdad de sexos y de oportunidades.
En
 numerosos lugares del mundo las mujeres siguen demandando derechos 
básicos como acceder a la educación, la cultura, el trabajo o la 
política. 
Las
 mujeres expresan hoy su voluntad de participar en condiciones de 
igualdad en sectores en los que tradicionalmente su participación ha 
sido minoritaria. En la imagen, dos mujeres del pueblo somalí.
Historia del papel de la mujer en la sociedad
 
La
 familia moderna es consecuencia de las transformaciones que impusieron a
 la institución los adelantos técnicos y científicos de la humanidad y 
la revolución industrial que los mismos provocaron.
Así,
 por ejemplo, el rol de la mujer ha variado fundamentalmente. De una 
posición retraída al seno del hogar, en el que estaba a cargo de tareas 
domésticas y subordinada al hombre, se proyectó hacia el exterior del 
círculo familiar, ingresando en el desempeño de actividades en fábricas,
 escuelas, parlamentos y funciones de gobierno y de administración 
pública y privada.
Como
 consecuencia de ello adquirió conciencia de su capacidad y 
posibilidades y se vio obligada a iniciarse en el estudio y en la 
especialización para poder competir con éxito. 
Paralelamente
 realizó notables avances en el terreno jurídico, alcanzando al 
presente, en la mayoría, de los países civilizados, la igualdad civil y 
política con respecto al hombre. Asimismo aumentó su influencia y 
autoridad en el seno familiar al poseer ingresos propios, producto de su
 trabajo personal, con los cuales fortifica el poder económico del grupo
 y permite mejorar su nivel de vida y la educación que otorga a sus 
hijos.
Sucesivamente,
 en los diversos países del mundo occidental, durante los siglos XIX y 
XX se concedió a la mujer el derecho de adquirir su propiedad y se la 
equiparó en lo referente a educación, abriéndose para ella colegios y 
universidades. Finalmente se le otorgó el sufragio, destacándose en la 
defensa de este derecho el pensador norteamericano Emerson y el filósofo
 británico Stuart Mill. 
En
 1920, Estados Unidos concedió el voto femenino. Inglaterra lo hizo en 
1928. Francia e Italia, en 1946. Hoy, la mayoría de los países reconocen
 a la mujer el derecho del sufragio.
Nuestro
 país otorgó los derechos civiles a la mujer en el año 1926 y los 
derechos políticos en 1949. Antes de 1926, la mujer casada era 
considerada incapaz y equiparada jurídicamente a los dementes y a loi 
menores. Al mismo tiempo ha ido mejorando su condición social mediante 
leyes de protección que evitan injustas situaciones de inferioridad. Por
 el decreto No. 2739, de 1956, se establece el principio de «igual 
trabajo, igual salario», mediante el cual se equipara la remuneración de
 la mujer y del hombre, en los casos en que cumplan iguales tareas. 
Asimismo, fue incorporado al artículo 14 bis de la Constitución Nacional, en la reforma de 1957.
En
 nuestro siglo, la humanidad comienza a comprender que los derechos de 
la mujer son sólo una fase del problema aún más amplio de los derechos 
humanos, porque allí donde los hombres son víctimas de la explotación, 
también lo son las mujeres.
En
 esta evolución del rol de la mujer, no se puede olvidar la función de 
madre, para la que está natural y específicamente dotada. Y como el 
aporte femenino, con las cualidades intelectuales y afectivas que 
ca-racterizan a ese sexo, enriquece a la sociedad, es importante que 
ésta sepa valorar y amparar lo que se ve como ejercicio de legítimos 
derechos, pero tiene también mucho de abnegado sacrificio.