lunes, 28 de octubre de 2019

SIMON RODRIGUEZ


Merida, 28 de Octubre del 2019


Simón Rodríguez nació en Caracas el 28 de octubre de 1769.​ Este niño abandonado tuvo una larga lista de nombres de pila: Simón Narciso de Jesús, de lo que se deduce su fecha de nacimiento, si se considera que el 28 de octubre es el día de san Simón Apóstol y el 29, el día de san Narciso de Jerusalén. Se asume, pues, que de acuerdo a la tradición de nombrar a los expósitos según el santoral, Simón Rodríguez nació la noche del 28 al 29 de octubre de 1769.

Amunátegui, quien fuera el primer biógrafo de Simón Rodríguez, probablemente se haya basado en el testimonio de Andrés Bello, a quien conoció en Santiago de Chile. Y es que Andrés Bello y Simón Rodríguez habían sido vecinos en Caracas, habitando ambos en casas del Callejón de la Merced, frente a la iglesia del mismo nombre. Andrés Bello se crio en la casa de su abuelo, el gran pintor Juan Pedro López; Simón y Cayetano vivieron en la casa del sacerdote Alejandro Carreño.
Arturo Uslar Pietri1 y Rafael Fernández Heres han rechazado la idea de que Simón Rodríguez haya sido hijo natural de un sacerdote católico.
Sin embargo, la tradición ha dado por cierto que Simón Rodríguez y Cayetano Carreño fueron hijos naturales del sacerdote Alejandro Carreño y Rosalía Rodríguez, y así lo recogen tanto Arístides Rojas ―quien afirma haber recibido sus datos del último hijo sobreviviente de Cayetano Carreño (también llamado Cayetano), sobrino de Simón Rodríguez― como Ramón de la Plaza. Sea como fuere, el hecho es que Simón y Cayetano se criaron juntos, y fueron conocidos en Caracas como «los hermanos Carreño».
Cotejando los censos de la parroquia de Altagracia es posible arrojar luz sobre la crianza de Simón Rodríguez. En las matrículas de los años 1774, 1775 y 1776 aparecen los párvulos expósitos Simón y Cayetano, registrados en casa de Rosalía Rodríguez, viuda, quien era hija de un propietario de haciendas y ganaderías en los llanos del Guárico, descendiente de canarios. No es descabellado suponer que hacia 1780 ―luego del matrimonio de Rosalía Rodríguez con Ignacio Abay― los niños Simón y Cayetano hayan tenido que cambiar de hogar. Y en efecto, la matrícula de 1790 de la parroquia de Altagracia registra a los jóvenes en casa del sacerdote Alejandro Carreño.7​ En 1791, luego de la muerte de Alejandro Carreño, los hermanos quedaron bajo la tutela de su tío materno, el sacerdote Juan Rafael Rodríguez,canónigo doctoral de la catedral y hermano de Rosalía Rodríguez. Simón y Cayetano ocuparon una casa en la «calle segunda de norte a sur... cuadra de Nuestra Señora de la Salud (hoy esquinas de Ibarras a Madrices), casa en la que probablemente vivieron juntos hasta el casamiento de Cayetano en 1794.

Maestro

En mayo de 1791 ―cuando ya tenía 21años― el Cabildo de Caracas le dio un puesto como profesor en la Escuela de Lectura y Escritura para Niños. En esta escuela tuvo la oportunidad de ser el tutor del futuro libertador Simón Bolívar.
El tutor de Bolívar, Carlos Palacios y Blanco, decidió enviar a Bolívar a vivir con Simón Rodríguez porque no podía atenderlo personalmente. Ante la perspectiva de vivir con Rodríguez, el 23 de julio de 1795 Bolívar escapó de la casa de su tío Carlos para refugiarse en la casa de su hermana María Antonia, quien ejerció su custodia temporal, hasta que la Real Audiencia de Caracas resolvió el litigio judicial y devolvió a Carlos Palacios la custodia de Bolívar. Este trató de resistirse pero fue sacado por la fuerza de casa de su hermana y llevado en volandas por un esclavo hasta la humilde casa de Rodríguez. Bolívar tuvo que compartir el espacio con otros veinte niños en una casa no apta para ello, y por ello escapó de allí un par de veces, en las que terminó volviendo por orden de los tribunales. En 1794, Simón Rodríguez presentó un escrito crítico, Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras en Caracas y medios de lograr su reforma por un nuevo establecimiento. Fuertemente influenciado por el Emilio de Jean-Jacques Rousseau, Simón Rodríguez desarrolló una revolucionaria concepción de lo que debía ser el modelo educativo de las naciones americanas. En 1824, el mismo Bolívar ―en carta al general Santander― decía que su maestro «enseñaba divirtiendo». Este espíritu que intentaba romper con las rígidas costumbres educativas del colonialismo español se reflejaría en toda la obra y el pensamiento de Simón Rodríguez.
Su participación en la Conspiración de Gual y España, descubierta en julio de 1797, en contra de la corona española lo obligó a renunciar a su cargo de maestro y huir del territorio venezolano, con 27 años.








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