27 de febrero de 1989

Al poco tiempo de iniciar Carlos Andrés Pérez su 
segundo período presidencial, tuvo lugar entre los días 27 y 28 de 
febrero de 1989 un estallido masivo y sorpresivo de violencia popular. 
La magnitud del hecho estremeció a la sociedad venezolana e impactó a la
 opinión pública internacional, debido al alto grado de popularidad que 
tenía la figura de Pérez y que se vio expresado en la gran cantidad de 
votos con los cuales resultó electo y que le daban un-supuesto-amplio 
margen de acción para su gestión gubernamental. En este sentido, el 16 
de febrero de 1989 el recién posesionado presidente de la República 
Carlos Andrés Pérez, presentó ante el país un programa de ajustes 
macroeconómicos llamado popularmente "paquete económico", concebido para
 generar cambios sustanciales en la economía nacional.
 

En términos generales, el paquete comprendía decisiones
 sobre política cambiaria, deuda externa, comercio exterior, sistema 
financiero, política fiscal, servicios públicos y política social. Entre
 las principales medidas anunciadas figuraban la decisión de acudir al 
Fondo Monetario Internacional y someterse a un programa bajo supervisión
 de ese organismo con el fin de obtener aproximadamente US $ 
4.500.000.000.000 en los 3 años siguientes; la liberación de las tasas 
de interés activas y pasivas en todo el sistema financiero hasta un tope
 temporal fijado en alrededor del 30%; unificación cambiaria con la 
eliminación de la tasa de cambio preferencial; determinación de la tasa 
de cambio en el mercado libre de divisas y realización de todas las 
transacciones con el exterior a la nueva tasa flotante; liberación de 
los precios de todos los productos a excepción de 18 reglones de la 
cesta básica; incremento gradual de las tarifas de servicios públicos 
como teléfono, agua, electricidad y gas doméstico y sinceración general 
de precios de las empresas públicas; aumento anual en el mercado 
nacional durante 3 años de los precios de productos derivados del 
petróleo, con un primer aumento promedio del 100% en el precio de la 
gasolina; aumento inicial de las tarifas del transporte público en un 
30%; aumento de sueldos en la administración pública central entre el 5 y
 el 30% e incremento del salario mínimo a Bs. 4.000 en el área urbana y a
 Bs. 2.500 en el área rural; racionalización y eliminación progresiva de
 los aranceles a la importación; reducción del déficit fiscal a no más 
del 4% del producto territorial bruto (PTB) y congelación de cargos en 
la administración pública.
 

Todas las medidas mencionadas anteriormente excepto la 
última eran de aplicación inmediata. En tal sentido, el alza de la 
gasolina debía efectuarse a partir del 26 de febrero de 1989 y las 
tarifas del transporte público urbano en un 30% a partir del 27 de 
febrero, válido para los 3 meses siguientes, después de los cuales 
podrían aumentarse hasta el 100%. No obstante, los transportistas no 
estuvieron de acuerdo con el aumento inicial del 30% al considerar que 
el mismo debía ser de al menos un 70%, por lo que la Cámara del 
Transporte convocó un paro para el día 27 de febrero como medida de 
presión sobre el Ejecutivo Nacional. Ese día los choferes de las rutas 
interurbanas (sobretodo las que cubrían el trayecto entre Guarenas y 
Caracas) iniciaron sus recorridos habituales tratando de imponer sus 
tarifas y desconociendo el pasaje estudiantil. Ante tales circunstancias
 los usuarios reaccionaron con un alto grado de violencia contra las 
unidades de transporte, muchas de las cuales fueron destruidas y 
quemadas. Asimismo, en poco tiempo la violencia se desbordó al comenzar 
el saqueo y destrucción de locales comerciales, desde pequeños abastos 
hasta supermercados; también fueron atacados diversos tipos de locales 
comerciales, talleres y pequeñas fábricas; y tuvieron lugar intentos de 
penetrar por la fuerza en áreas residenciales de sectores de clase media
 y alta. En cuanto a los protagonistas de los actos vandálicos, tenemos 
que los mismos fueron perpetrados en su mayor parte por sujetos de 
estratos populares, aunque también estuvieron involucrados individuos 
pertenecientes a la clase media.
 

Los actos de violencia del 27 de febrero de 1989 se 
iniciaron en Guarenas (Edo. Miranda) y en algunas zonas del área 
metropolitana de Caracas como Caricuao, los alrededores del Nuevo Circo y
 La Guaira. Posteriormente, la onda de violencia de extendió a otras 
zonas del área metropolitana de Caracas y las principales ciudades del 
interior del país como Maracay, Valencia, Barquisimeto, Mérida y Ciudad 
Guayana. El estallido tuvo un carácter espontáneo; es decir, las 
acciones no fueron dirigidas por organizaciones partidistas o de otro 
tipo, y en ellas se combinaron actos violentos de protesta popular, 
junto con hechos de evidente orientación delictiva. Aunque el alza de 
los precios de los pasajes del transporte colectivo fue el detonante de 
los hechos del 27 de febrero, para comienzos de 1989 se vivía en el país
 un gran desasosiego ante las expectativas y conflictos generados en 
torno al cambio de rumbo de la política económica llevado a cabo por 
Carlos Andrés Pérez y su gabinete. Por otra parte, esta situación de vio
 agravada a lo largo de enero y febrero de 1989, cuando se desató el 
acaparamiento y la especulación con los productos de primera necesidad, 
lo que causó desabastecimiento e inflación. Es por ello que luego de la 
inicial reacción en contra de los transportistas y sus unidades, la 
acción popular se extendió en contra de los locales comerciales de 
expendio de bienes de consumo, en cuyos depósitos fueron encontrados 
muchos de los productos que habían desaparecido en los meses que 
precedieron al estallido.
 
 
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