Escritora
venezolana, fue conocida bajo el seudónimo de Teresa de la Parra.
Fueron sus padres Rafael Parra Hernáiz e Isabel Sanoja. De apenas 3
años viene a Venezuela con su familia, la cual se instala en una
hacienda de Tazón, en las cercanías de El Valle (Dtto. Federal). En
1906, al morir su padre, Ana Teresa viaja a España donde cursa
estudios en el colegio Sacré Coeur de Valencia. En 1915, luego de
culminar estudios en dicha institución se dirige a París donde
permanece algún tiempo antes de regresar a Caracas. Para este tiempo
ya había comenzado su carrera literaria, al escribir varios cuentos
firmados con el seudónimo de "Fru-Fru". En 1924 se hace
merecedora del primer premio en un concurso de escritores por su
novela Ifigenia, que es publicada ese mismo año por el Instituto
Hispanoamericano de Cultura Francesa en París.
En
1927 viaja a Cuba para representar a Venezuela en la Conferencia
Interamericana de Periodistas con una disertación titulada "La
influencia oculta de las mujeres en el Continente y en la vida de
Bolívar". Luego, invitada por el gobierno de Colombia, dicta en
ese país una serie de conferencias que tienen como tema la
"Importancia de la mujer durante la Colonia y la Independencia".
En 1928 regresa a Europa donde comienza a escribir su segunda novela
Memorias de Mamá Blanca. En 1929, está de vuelta en Venezuela pero
al poco tiempo, enferma de tuberculosis, se traslada a Suiza para
internarse en un sanatorio, donde reside, casi hasta su muerte. En
relación a su novela Ifigenia, en la misma se plantea el drama de la
mujer frente a una sociedad que como la de fines del siglo XIX y
comienzos del siglo XX, no le permitía expresar sus ideas ni elegir
su destino. En cuanto a las Memorias de Mama Blanca, en la misma se
recrea el ambiente de su niñez, mostrando personajes y costumbres en
el ambiente de una hacienda de caña de azúcar. En términos
generales, ambas obras están inscritas en el ámbito de la "novela
psicológica", la cual se caracteriza por el estudio interior
que se hace de los caracteres. Asimismo, en su novela Ifigenia
introduce el "tiempo existencial", alargando el tiempo
cronológico mediante el fastidio experimentado por su protagonista:
Ifigenia. Uno de los principales aportes de Teresa de la Parra a la
literatura venezolana, radica en la introducción del humor y la
ironía en su obra, lo cual contrastaba con el tono serio y amargo de
la literatura de la época. Por otra parte, su obra tiene una
importancia histórica ya que permite apreciar los defectos de una
sociedad decadente y llena de prejuicios, tal como era la Venezuela
gomecista, en la que se experimentaban las luchas entre las
tradiciones y los viejos prejuicios con la vida moderna y sus
costumbres nuevas. En definitiva Teresa de la Parra ha sido
considerada como una de las más importantes escritoras
hispanoamericanas. En 1947 sus restos fueron trasladados a Caracas e
inhumados en el Cementerio General del Sur. Posteriormente, el 7 de
noviembre de 1989 fueron sepultados en el Panteón Nacional.
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