El 29 de mayo de 1948 se declara el Araguaney Árbol Nacional en Venezuela, cuya belleza permite disfrutar de estupendos paisajes amarillos, adornando las bellezas naturales y el sentir que estamos en Venezuela. Gracias a su color, Rómulo Gallegos identificaba la llegada de la primavera en los llanos y sabanas de Venezuela con la frase “La primavera de oro de los araguaneyes”.
En todos los centro educativos, se celebra este día con actos culturales, artísticos y ecológicos, que permiten fortalecer la identidad nacional.
El araguaney es un árbol autóctono y su altura oscila entre 6 y 12 metros, es de lento crecimiento, pero de larga duración. Su tronco es recto, cilíndrico y de unos 60 centímetros de diámetro. Es una planta fuerte y tiene el don de crecer casi en cualquier suelo, incluso en aquellos que son pobres en sustancias orgánicas.
El araguaney es verde durante casi todo el año pero por unos pocos días, el araguaney se cubre de amarillo, pasa inadvertido hasta que nacen sus flores amarillas, entre los meses de febrero y abril, cuando está totalmente desprovisto de hojas.
El araguaney florece a los pocos días después de haber llovido en medio de la temporada seca, es común observar que todos los araguaneyes de un sector florecen al mismo tiempo. Las flores de este árbol duran pocos días y resulta un atractivo para las abejas que las polinizan, y para los pájaros que buscan el néctar.
El araguaney pertenece a la especie chrisantha, una palabra compuesta de dos vocablos griegos que significan “flor de oro”, su nombre científico Tabebuia es de origen indígena. El término “araguaney” parece tener sus orígenes en la voz Caribe “aravenei” con la cual ese pueblo indígena daba nombre a este árbol.
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