"El
día diez (10) de Octubre de 1813, al término de la impresionante
marcha militar que la historia conoce como la Campaña Admirable, que
había desarrollado desde las playas remotas del río Magdalena en
territorio de la Nueva Granada hasta la ciudad de Caracas, que libró
a Venezuela de la Implacable tiranía de Domingo de Monteverde, el
Libertador lejos de regodearse en la victoria, dedicó toda su
energía a resolver los grandes problemas del Estado y todas aquellas
que habían hecho posible el devolver a Venezuela su antiguo
esplendor y grandeza.
Una
de las preocupaciones inmediatas fueron los soldados, la tropa, que
desde los más remotos caseríos de Los Andes y del llano venezolano
habían dejado de lado sus casas, sus familias y sus vidas de sus
tropas hasta lograr formar el respetable ejército con el que había
logrado triunfos en batallas como Niquitao, que le abrió las puertas
de los llanos y Taguanes, cuyo resultado favorable le abrió las
puertas de Valencia y de Caracas.
Decidió
El Libertador humanizar y dignificar a las tropas sumidas en las
peores condiciones por los estragos causados por las marchas,
violentas y peligrosas y las rudas condiciones de los combates y
decretó, tal día como hoy en 1813, un Reglamento sobre Raciones,
Vestidos y Alimentación que es un resumen de su calidad de Jefe
Militar para quien el bienestar, salud y alimentación de sus
soldados es lo primero.
Aquella
decisión fue ratificada en uno, quizás el más importante de su
vida, cuando al ser proclamado Libertador por la Municipalidad y el
pueblo de Caracas señalaba en su discurso que los soldados que lo
habían acompañado en las batallas era en verdad los verdaderos
Libertadores de Venezuela.
Cada
diez de Octubre, por esa suma realidades protagonizadas por El
Libertador, el Día del soldado venezolano que se celebra en todo el
país dentro de las instalaciones militares del Ejército venezolano
y en acto sencillo y solemne, para ratificar el compromiso que
Bolívar esgrimió como una de sus banderas esenciales.
Han
pasado largos años desde aquella mañana de Octubre de 1813 y se han
logrado mejorar sensiblemente las condiciones de vida de la tropa
regular de nuestra Fuerzas Armadas. Se ha trabajado en mejorar la
orientación y preparación de los jóvenes que están prestando el
servicio militar para que ellos, como parte integrante de la juventud
venezolana, ponga todo su empeño en aportar lo mejor de su esfuerzo,
al pleno desarrollo del país, asumiendo, con garantía de éxito las
muchas responsabilidades del presente, siendo la vanguardia de la
lucha que la nación desarrolla sin prisa y sin pausa por mantener
incólumes la seguridad, la integridad y la soberanía de la nación
como el más esencial de los deberes y de las responsabilidades. Se
han valorado a plenitud conceptos como la voluntad hacia el trabajo,
al sacrificio, a la abnegación, al esfuerzo, acerando el espíritu
de solidaridad, espíritu de cuerpo y cooperación entre ellos
mismos.
Hoy,
ya liquidada la recluta como el procedimiento de nutrir la carencias
del personal de reemplazo calificado, la comparecencia voluntaria a
los centros de alistamiento de cientos de jóvenes venezolanos
significa, por sí sola, que se ha logrado cambiar radicalmente la
imagen y definir otro sentido al servicio militar venezolano.
Eso
basta como honor y recuerdo a aquella decisión del Libertador apenas
concluida la Campaña Admirable en 1813. Lo demás forma parte de
modernos planes de educación para el trabajo creador que perfecciona
al soldado, quien al regresar a la vida civil se convierte en un
ciudadano útil y productivo, orgullo de su familia y un ejemplo para
todos los demás jóvenes de su entorno familiar y comunitario."
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